Historias de cambio

La historia de Debe

Debe ha vivido en el condado de Armstrong toda su vida. Madre soltera de cinco hijos, Debe tenía tres trabajos a la vez para mantener a sus hijos. Servía mesas, trabajaba en el supermercado e incluso limpiaba establos de caballos por las tardes. El dinero era tan escaso que el cuidado de los niños no era una opción. Debe solía llevarse a sus hijos al trabajo.

"Fue una lucha continua".

Un día, Debe estaba trabajando en una tienda de bocadillos en el centro de Kittanning, cuando vio una avalancha de tráfico peatonal en un edificio al otro lado de la calle. Se acercó en su descanso y se topó con Grace Presbyterian Food Pantry, socio del Greater Pittsburgh Community Food Bank.

"La siguiente vez vine en mi descanso del trabajo y me puse a llorar durante toda la cola", cuenta Debe. "Pensé: esto es como si alguien me diera una gran bolsa de comida. Me cambió la vida".

La experiencia fue tan impactante que Debe no sólo ha seguido recibiendo ayuda alimentaria, sino que también ha empezado a ayudar como voluntaria habitual de la despensa.

Dice que quienes donan al Banco de Alimentos no siempre se dan cuenta de lo mucho que significa realmente para las personas que reciben ayuda alimentaria.

"Os lo agradezco de verdad porque lo primero es que, cuando hacéis lo que hacéis, sabemos que no nos olvidan. Pensáis en nosotros y os preocupáis por nosotros, por lo que nos pasa, y no puedo agradecéroslo lo suficiente".

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