Historias de cambio

La historia de Sandra

Una luminosa mañana de lunes en Duquesne nos encuentra celebrando a Sandra, un miembro de la comunidad de Munhall cuya vida está empezando a volver a la normalidad después de cuidar una pierna rota durante nueve meses.

Desde el asiento delantero de su vehículo, nos ilumina y nos explica cómo los alimentos que recibe en las distribuciones la ayudan a recuperarse.

"Cuando vuelvo a mi casa, es muy útil tener ese empujoncito extra de comida. [Con él,] no tienes que preocuparte tanto por las cosas. Sólo tienes las cosas para completar la comida, básicamente".

Sandra explica que no sólo utiliza los alimentos para complementar su propia dieta, sino para mantener a su hija y a su nieto. "También me llegaron algunos cupones de alimentos, así que eso ayuda mucho. Pero tengo dos personas discapacitadas que viven conmigo. Tengo a mi hija, mi hija adoptiva, que tiene parálisis cerebral, y a su hijo, que también tiene parálisis cerebral".

Lo más importante para la familia de Sandra es que puede asistir a las distribuciones desde la seguridad y la comodidad de su coche, lo que le ha proporcionado una vía fundamental para acceder a los alimentos.

En concreto, recibir alimentos en las distribuciones sin contacto del Banco de Alimentos ha aliviado las preocupaciones que le han surgido a raíz de la pandemia de COVID-19. "Todo se ha visto afectado por la COVID. [Juzgo [mis] viajes a la tienda de comestibles incluso porque [no] quiero ir cuando hay mucha gente, porque [no] quiero que alguien respire sobre [mí]. Y me pongo un poco paranoica. [De verdad".

Además, asistir a estos eventos en su propio vehículo le permite cuidar de su pierna en proceso de curación mientras se asegura la comida suficiente para alimentar a su familia.

A los que han contribuido a eventos como éste, les ofrece un ardiente y sincero "gracias".

Su donación de 200 dólares puede proporcionar 600 comidas

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